sábado, 26 de diciembre de 2015

Rumore, Rumore!!!

Ya lo dice el dicho las palabras se la lleva el viento, sin embargo esto no se cumple con todas.  Las malas lenguas que se ocupan como la santa inquisición de condenarnos, sin ningún rigor científico. Solo se  guián por  intuición y por el dicho "cuando agua suena, agua lleva", a veces por bajas pasiones.

Sócrates, aquél loco cotilla, ya lo decía “háblame de mi amigo cuando sea algo bueno”.  Pero la verdad, la curiosidad nos hace pecar, y quién podría negarse a escuchar o leer una historia fantástica, aunque el rol de sus protagonistas en nuestra realidad no sea el mismo y nos obligue en ocasiones a replicar. Por ello los rumores nos destrozan, a veces nos pueden hacer tanto daño, que nos quedamos  silenciados por años, incluso nos matan en vida.  Tendrían que ser  ilegales, pero matarían nuestra esencia social. 

No obstante a pesar de su nocividad, los chismes tienen  mucho de positivo.   En primer lugar nos muestran que a la colectividad le importamos y además de eso  les conmovemos o si nos no se viciarían criticándonos.  Si simplificamos  el rumor,  delata mucho de su emisor,  aunque parezca sádico, a él le gustaría ser el protagonista de la invención.  Aunque ese emisor  nos quiera demostrar su gran odio, solo demuestra que le atraemos de alguna forma. Lo mejor de todo es que, cada emisor de la misma historia añade efectos especiales, a veces podemos encontrados una película en 3d. 

Por otro lado, los receptores. Parece que sean las personas pasivas de la historia, pero solo lo parecen.  Todos los que han escuchado la trilogía de una serie de catastróficas desdichas, sean conocidos o no, ya nos han juzgado y tienen un veredicto, que en la memoria colectiva formarán un prejuicio hacia nosotros.  Parece negativo porque atrás quedo la objetividad, pero nadie ha pensado que los rumores, nos  evitan conocer a gente negativa que, solo se queda con ese pedacito descosido  y no se plantea conocernos de verdad. No nos preocupamos si perdemos a gente que nos importa,  el tiempo siempre pone a cada uno en su lugar. 

Aunque el qué dirán nos aturullado durante siglos, tenemos que  pasar de las invenciones, aunque los más picaros se aprovechan de las habladurías a su favor, como las churris de Paquirrín.  Además la vida es como un libro, en que todos les están permitidos escribir y ver el título, pero solo los valientes  son capaces de interesarse por todo el contenido.






viernes, 18 de diciembre de 2015

El lado siniestro de las redes sociales.

Hoy me mojo  sobre  el lado oscuro de las redes sociales.  Cuando nos creamos una cuenta en facebook pensamos,  me la creo para no perder el contacto con Menganito, saber de Fulanito y cotillear sobre Fuckencio.  No obstante un pequeño porcentaje se la crea, con intenciones más oscuras y lo más psicópata, controlar y agobiar a gente, simplemente para matar el aburrimiento. 

Seguro que ha todo el mundo le suena el “hola, cómo estás?”,  es una de las frases más típicas para empezar una conversación.  Parece una frase simple e inocente, que no nos puede hacer ningún daño, pero las apariencias siempre nos engañan.   He conocido gente que a las siete de la mañana, incluidos domingos y festivos me han saludado así en facebook. La primera vez que te saludan a esa hora eres agradable por el decoro, pero cuando ya llevas dos semanas con la misma cantinela, te sientes atrapado y agobiado. Todos te aconsejan  ponle el chat no conectado, y los más radicales van directamente al bloqueo.

Parece un fin de la historia, pero cuando tiene tu whatsapp, la historia de suspense se vuelve una historia de terror y de violencia.   Ahora te sale  con un número desconocido, escribiéndote “hola, qué estás haciendo?”.  Solo tienes ganas de tirar el Smartphone a la basura.  Porque el sujeto en cuestión ésta irritado. Intentas dialogar con él, encima se hace la víctima, porque su juego es ser el centro de atención de tu vida.  Al final lo bloqueas en el facebook, incluso te  cambias de número de móvil por sí las moscas.  En la mayoría de los casos el acoso termina ahí. 
En cambio, la pobre Madeleine  no tuvo tanta suerte, su acosador descubrió su domicilio habitual.  Primero le envió cartas con mala letra que solo preguntaban “Hola, cómo estás? Puta”.  La joven  inmediatamente rompió la carta y acto seguido  incineró los restos del papel barato. A continuación hizo como si nada pasaba, pero a corto plazo recibía cartas de ese tipo regularmente.   Sentía miedo, pero era mayor la vergüenza  que sentía por  haber dado pie a  esas acciones,  que empezaron como un juego.

El terror se completo cuando una noche de navidad,  Madeleine se percato, que unos pasos la seguían  por el oscuro y húmedo callejón, que daba a la entrada de su casa.    Estaba aterrada  y cuando fue abrir la puerta del  habitáculo, se giró  rápidamente y salvajemente lo agarró  por el cuello, al misterioso ser.   Se dio cuenta que, era  su mejor amiga y empezó a llorar y liberarse de su desesperante historia.