lunes, 22 de febrero de 2016

Maltrato una bestia entre algodones

Maltrato, una palabra fea que a menudo sale de donde menos te lo esperas.  Sin embargo, cuando escucho esta palabra en mi mente enferma,  solo me viene la imagen de un fondo negro, con una señora con el pelo revuelto,  de piel alienígena, golpeada, luciendo hematomas más falsos que un duro sevillano, tapándose sus desganadas carnes, con  un vestido recto de color negro.  Lo más sorprendente de la estampa, es que a pesar del sufrimiento que representa, la maullada mujer,  tiene cara de poker.  La misma imagen  sale de mis subconsciente con cualquier tipo de maltrato, sea animal  (pues la señora con su gato), sea escolar (la señora con una mochila del cole)…etc.

Maltrato, una bestia que la sociedad, pretende que conozcamos entre algodones.  A menudo canciones,  que  intentan  elogiar el dolor sufrido por este rol , son burladas en los típicos trabajos  obligatorios y sin imaginación, que  cuatro hipócritas imponen a sus alumnos,  pretendiendo vagamente,  que capten la idea y no sean maltratadores.  Sin embargo, no es algo tan trivial como enseñar  a leer.   Tampoco el agravio no es solo, la escena de agredir a otro violentamente,  mientras de fondo alguien canta algo como “cambia, no te lo mereces”.

Maltrato,   es cuando tú mismo,  te humillas de forma subconsciente, pensando que mereces ese burdo trato.   No obstante Camaleón,  que me lees  y aunque parezca cruel, en la vida no nos merecemos nada, ya que todo,  aunque nos empeñemos en creer, que podemos provocarlo, todo en nuestra vida sucede. Oh a caso tu, cuándo tus padres te estaban concibiendo firmaste un contrato de querer vivir?

Maltrato, todo el mundo puede ser víctima o verdugo, independientemente de tu situación en el rol,  tienes un problema psicológico.  El martirizado de autoestima e dependencia emocional y el agresor de inferioridad e inseguridad. Así que no hay bando vencedor, solo damnificados y vidas rotas. En el mundo que vivimos hemos hecho novelas sobre narcos, femme fatales, asesinos, corruptos e incluso el mismo diablo, pero nunca he visto lo que siente un maltratador y que hay antes de las palizas o humillaciones.


Maltrato,  algo peor  que el insulto, porque demuestra, que a pesar de todos nuestros avances,  todavía no hemos podido matar al centauro  que llevamos dentro.