Maltrato, una palabra fea que a menudo sale de donde menos
te lo esperas. Sin embargo, cuando
escucho esta palabra en mi mente enferma,
solo me viene la imagen de un fondo negro, con una señora con el pelo
revuelto, de piel alienígena, golpeada,
luciendo hematomas más falsos que un duro sevillano, tapándose sus desganadas carnes,
con un vestido recto de color negro. Lo más sorprendente de la estampa, es que a
pesar del sufrimiento que representa, la maullada mujer, tiene cara de poker. La misma imagen sale de mis subconsciente con cualquier tipo
de maltrato, sea animal (pues la señora
con su gato), sea escolar (la señora con una mochila del cole)…etc.
Maltrato, una bestia que la sociedad, pretende que conozcamos
entre algodones. A menudo canciones, que
intentan elogiar el dolor sufrido
por este rol , son burladas en los típicos trabajos obligatorios y sin imaginación, que cuatro hipócritas imponen a sus alumnos, pretendiendo vagamente, que capten la idea y no sean maltratadores. Sin embargo, no es algo tan trivial como
enseñar a leer. Tampoco el agravio no es solo, la escena de agredir
a otro violentamente, mientras de fondo
alguien canta algo como “cambia, no te lo mereces”.
Maltrato, es cuando tú mismo, te humillas de forma subconsciente, pensando
que mereces ese burdo trato. No obstante
Camaleón, que me lees y aunque parezca cruel, en la vida no nos merecemos
nada, ya que todo, aunque nos empeñemos
en creer, que podemos provocarlo, todo en nuestra vida sucede. Oh a caso tu,
cuándo tus padres te estaban concibiendo firmaste un contrato de querer vivir?
Maltrato, todo el mundo puede ser víctima o verdugo,
independientemente de tu situación en el rol, tienes un problema psicológico. El martirizado de autoestima e dependencia
emocional y el agresor de inferioridad e inseguridad. Así que no hay bando
vencedor, solo damnificados y vidas rotas. En el mundo que vivimos hemos hecho
novelas sobre narcos, femme fatales, asesinos, corruptos e incluso el mismo
diablo, pero nunca he visto lo que siente un maltratador y que hay antes de las
palizas o humillaciones.
Maltrato, algo
peor que el insulto, porque demuestra,
que a pesar de todos nuestros avances, todavía no hemos podido matar al centauro que llevamos dentro.