La Vida le preguntó a la Muerte, por qué la gente la odiaba
y ,en cambio, a ella la amaban. La Muerte le respondió que era así, porque su
amiga Vida, es una hermosa mentira y ella una dolorosa verdad. Sabia respuesta, pero lo que no se ha
enterado la muerte, es que se ha
convertido en un bollo delicioso para algunos vivos.
Tanto body positive o body paing al final ni nuestro cuerpo
nos pertenece. El negocio funerario,
donde lo más importante es la paz eterna, es como la vida misma, un vil
engaño. No les interesa lo más mínimo
tus sentimientos, ni menos la última voluntad del fallecido. A más de uno le ha pasado que le han cobrado, la
misa del funeral dos veces.
No es de extrañar, que mientras piensas que te van a llamar, para
decidir qué elementos fúnebres quieres o
cómo se hará el último adiós, te llaman para informarte que ya está todo listo, al día siguiente te
pasan la factura por debajo de la puerta, sin detallar porque sube tanto. Como si fueran los nuevos dueños del muerto. Incluso
el sector es tan desleal, que
como menos te descuides, te hacen
intrusismo laboral y suplantan a la empresa que has contratado. Claro, como el cliente y consumidor no tienen capacidad de obrar,
aquí haya paz y gloria, la factura bien
inflada de ceros.
Los que quedan fuera del hoyo, con el disgusto, no están
capacitados para opinar. Con el discurso “sin ninguna preocupación” ni siquiera nos damos cuenta, si el féretro, que descansará nuestro ser querido
toda su eternidad, es de exposición o esta defectuoso. Enserio, ¿tienen al difunto en la cámara frigorífica
hasta el responso? Por norma sanitaria tendría que ser así, pero solo en
teoría. Porque ningún familiar, aunque vaya al velatorio, esta las veinticuatro
horas al lado de su muerto, antes de la
sepultura. Personalmente tengo mis dudas.
La gran estafa de la muerte no termina en el funeral, porqué muchos lapidarios con la
excusa de que el nombre queda mejor en el medio, se aseguran su futuro.
Las tasas, los trámites y el impuesto de sucesiones, ese último ya es la
gota que colma el vaso. Algunos
patrimonios no se han transmitido por él, ha quedado de heredero el estado.
Parece ser que aparte de ser una
dolorosa realidad, la muerte es otro testaferro del consumismo.
Pero no te preocupes pequeña Caroline, porque a pesar de leer este abismo profanador, al final de la luz, te espera el reino de los cielos.
Pero no te preocupes pequeña Caroline, porque a pesar de leer este abismo profanador, al final de la luz, te espera el reino de los cielos.