sábado, 15 de septiembre de 2018

LA MUERTE, UN DELICIOSO BOLLO PARA ALGUNOS VIVOS


La Vida le preguntó a la Muerte, por qué la gente la odiaba y ,en cambio, a ella la amaban. La Muerte le respondió que era así, porque su amiga Vida, es una hermosa mentira y ella una dolorosa verdad.  Sabia respuesta, pero lo que no se ha enterado la muerte,  es que se ha convertido en un bollo delicioso para algunos vivos. 

Tanto body positive o body paing al final ni nuestro cuerpo nos pertenece.  El negocio funerario, donde lo más importante es la paz eterna, es como la vida misma, un vil engaño.  No les interesa lo más mínimo tus sentimientos, ni menos la última voluntad del fallecido.  A más de uno le ha pasado que le han cobrado, la misa del funeral  dos veces.  

No es de extrañar,  que mientras piensas que te van a llamar, para decidir qué elementos fúnebres quieres  o cómo se hará el último adiós, te llaman para informarte  que ya está todo listo, al día siguiente te pasan la factura por debajo de la puerta,  sin detallar porque sube tanto.  Como si fueran los nuevos  dueños del muerto.  Incluso  el sector es tan  desleal, que como menos te descuides, te  hacen intrusismo laboral y suplantan a la empresa  que has contratado. Claro, como el cliente  y consumidor no tienen capacidad de obrar, aquí  haya paz y gloria, la factura bien inflada de ceros.

Los que quedan fuera del hoyo, con el disgusto, no están capacitados para opinar. Con el discurso “sin ninguna preocupación”  ni siquiera nos damos cuenta, si el  féretro, que descansará nuestro ser querido toda su eternidad, es de exposición o esta defectuoso.  Enserio, ¿tienen al difunto en la cámara frigorífica hasta el responso? Por norma sanitaria tendría que ser así, pero solo en teoría. Porque ningún familiar, aunque vaya al velatorio, esta las veinticuatro horas  al lado de su muerto, antes de la sepultura. Personalmente tengo mis dudas.

La gran estafa de la muerte no termina  en el funeral, porqué muchos lapidarios con la excusa de que el nombre queda mejor en el medio, se aseguran  su futuro.  Las tasas, los trámites y el impuesto de sucesiones, ese último ya es la gota que colma el vaso.  Algunos patrimonios no se han transmitido por él, ha quedado de heredero el estado.  Parece ser  que aparte de ser una dolorosa realidad, la muerte es otro testaferro del consumismo.  

Pero no te preocupes pequeña Caroline, porque a pesar de leer este abismo profanador, al final de la luz, te espera el reino de los cielos.