Ya lo dice el dicho
las palabras se la lleva el viento, sin embargo esto no se cumple con
todas. Las malas lenguas que se ocupan
como la santa inquisición de condenarnos, sin ningún rigor científico. Solo se guián por intuición y por el dicho "cuando agua suena,
agua lleva", a veces por bajas pasiones.
Sócrates, aquél loco cotilla, ya lo decía “háblame de mi
amigo cuando sea algo bueno”. Pero la verdad,
la curiosidad nos hace pecar, y quién podría negarse a escuchar o leer una historia
fantástica, aunque el rol de sus protagonistas en nuestra realidad no sea el
mismo y nos obligue en ocasiones a replicar. Por ello los rumores nos destrozan, a veces nos pueden hacer tanto daño, que nos
quedamos silenciados por años, incluso
nos matan en vida. Tendrían que ser ilegales, pero matarían nuestra esencia social.
No obstante a pesar de su nocividad, los chismes tienen mucho de positivo. En
primer lugar nos muestran que a la colectividad le importamos y además de
eso les conmovemos o si nos no se viciarían criticándonos. Si simplificamos el rumor, delata mucho de su emisor, aunque parezca sádico, a él le gustaría ser el
protagonista de la invención. Aunque ese
emisor nos quiera demostrar su gran
odio, solo demuestra que le atraemos de alguna forma. Lo mejor de todo es que, cada
emisor de la misma historia añade efectos especiales, a veces podemos encontrados una película en 3d.
Por otro lado, los receptores. Parece que sean las personas
pasivas de la historia, pero solo lo parecen.
Todos los que han escuchado la trilogía de una serie de catastróficas desdichas,
sean conocidos o no, ya nos han juzgado y tienen un veredicto, que en la memoria
colectiva formarán un prejuicio hacia nosotros.
Parece negativo porque atrás quedo la objetividad, pero nadie ha pensado
que los rumores, nos evitan conocer a
gente negativa que, solo se queda con ese pedacito descosido y no se plantea conocernos de verdad. No nos preocupamos si perdemos a gente que nos importa, el tiempo siempre pone a cada uno en su lugar.
Aunque el qué dirán nos aturullado durante siglos, tenemos
que pasar de las invenciones, aunque los
más picaros se aprovechan de las habladurías a su favor, como las churris de
Paquirrín. Además la vida es como un
libro, en que todos les están permitidos escribir y ver el título, pero solo
los valientes son capaces de interesarse
por todo el contenido.