sábado, 13 de junio de 2015

FRÁGILES.



Porqué a veces salir del armario es saber cuáles son nuestros límites tanto positivos o negativos. Hoy me mojo con Alma virtuosa como ninguna, que no le faltaban lujos ni cuidados. Te aguardaba un futuro prometedor, porqué tenías todas las cualidades para elevarte al éxito. Probablemente eras la envidia de mucha gente, aunque no sabían que realmente eras desdichada, porqué no es todo oro lo que reluce.


Pobre niña fresa, que un miserable le rompió el corazón. Pudo querer aparentar fortaleza hacía los demás. Pero pensar que en el mar solo habita un pez, cuando éste está lleno de animales marinos, conduce a un camino autodestructivo.

Cuando parecía salir el sol en medio de la tormenta, tuvo un accidente de coche, no estaba en una tormenta, si no en el ojo del huracán. No le pasó nada físicamente, pero a sus padres que viajaban con ella, los mató en el mismo momento del siniestro. Mujer en plena soledad, ¿qué te deparará el destino?

Puede que no tuviera ningún rasguño, pero el accidente junto con sus progenitores, se llevo su voluntad. Tal fue el golpe emocional, que no recordaba ninguno de sus logros ni quién era. Se convirtió en un alma en pena, y mucha gente al verla vagar por las calles se compadecían de ella. Pero Pena, penita mía, no hacía caso de nadie, porque vivía en otra dimensión, en el reino de la culpa y la tristeza.

Pasó el tiempo y por mala que fue su fortuna, se dio cuenta que era hora de reaccionar. Tras comprender que ella no murió en ese accidente, y sus padres nunca hubieran querido verla en ese estado, porque en vida siempre la animaron a ir hacia delante.La vida no se puede controlar, no se sabe que pasará, lo que nos pase, a pesar de que no lo merezcamos, es nuestra cruz. 

No somos dioses o personajes de cuentos de hadas, a veces lo único que nos puede ayudar es saber lo vulnerables que somos. Porqué la fragilidad no es sinónimo de cobardía, es algo que forma parte de nuestro ser, y sirve para entender que somos luz. Por ello habrá días que estemos más o menos sombríos, pero estamos condenados a brillar hasta que nos muramos porqué es nuestro fin. 

Esto fue lo que me dijo esta alma virtuosa, cuando me la encontré hace ya algún tiempo, con su hija en el barrio.





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