sábado, 13 de junio de 2015

MAMÁ, PAPÁ, UNIVERSO SOY... (PRIMERA PARTE).



“Salir del armario” una expresión muy popular en la prensa sensacionalista. Automáticamente cuando oímos o leemos sobre el tema, lo asociamos directamente, con una persona que ha reconocido públicamente su identidad sexual. Sin embargo, cuando busco en mi armario, encuentro más que mi ropa.


Un día me senté sobre mi cama y me quedé inmóvil frente a mi armario. Pensé en él, como un lugar construido para encarcelar cosas y tenerlas prisioneras, hasta que uno quiera. Me imaginé cómo sería la vida de mis pertenencias olvidadas, dentro del armario. Lo asocié al trágico fin de Pompeya, una ciudad paralizada eternamente sin ningún motivo lógico o humano.


Pero lo que más me atraía del tema, no era la metáfora de la frase famosa, si no nuestra capacidad innata de encerrarnos en nuestro interior. Solo por predisponer que las personas queridas, no nos aceptarán y nos harán daño como método de defensa hacía lo desconocido.


No obstante la verdad del asunto, no es lo que piensen los demás, es el auto rechazo. Que a veces te puede hacer antisocial, provocar repulsión contra aquellos semejantes o sentir asco y odio hacia ti mismo. En definitiva te conviertes, en el monstruo que querías ocultar. Después de auto engañarte y acostumbrarte a tu propia mentira, al final lo repudiado se te manifiesta, porqué es superior a ti. Te das cuenta que con tu rechazo, lo único que has hecho durante años, es inmunizarlo.


“Tu creación” a pesar de tener un rol, carece de sentimientos y emociones, porque se basa en la opresión de lo que sientes, algo involuntario y único. Ahora, piensa en el objeto más escondido dentro de tu armario, y pregúntate si podrías vivir ahí. La mayoría de la gente que les he preguntado, me han contestado que, sí podrían sobrevivir, pero sobrevivir no es vivir…CONTINUARÁ





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