sábado, 13 de junio de 2015

Del oscuro hábito de monja, al dorado de la grasa de jamón.



María Inmaculada Confección de la Perruca, aquella que como otras, cuando era joven tenía una melena oscura. La misma que cuando llegó a la cuarentena su cabello era más corto y rubio de bote. La que al fin de sus días, lucía una corta cabellera de color blanco con reflejos morados. Hoy nos mojamos con un tema de vital importancia, la menopausia del pelo.


Viendo la vida pasar me he dado cuenta, que los looks capilares de las mujeres que he visto día a día , han sufrido cambios siempre orientados de oscuro a claro o de largo a corto. Al principio pensaba que eran paranoias mías o modas pasajeras, pero además de las mujeres de a pie, algunas famosas también han sufrido el mismo fenómeno. Muchas se han escusado, predicando el cuento de un cambio de aires, bajo la firma “renuévate o muérete” y otras más ilustradas se tiñen el pelo rubio platino, en señal de ser un color con referencias de éxito. Pero ¿por qué se lo cortan tanto? Una gran duda existencial.



Los que no comprenden la mente femenina y opinan para vender, concluyen que nuestro uso adquirido por nuestras madres, es culpa de nuestra constante inconformidad y lucha por imitar a la raza aria, esa sobrevalorada por los cánones de belleza. Y lo de corto, por comodidad o algunas por sus principios igualitarios. Pero me parecen argumentos sacados de un libro de autoestima barato, además son flojos y tontos.


Al menos para mí en materia de belleza, el principal enemigo no es la fealdad, si no el envejecimiento. Nadie quiere ser viejo y los cambios hormonales en nuestro cuerpo, pueden tener la gran culpa del deterioro. Sobre todo en la aparición de las canas, las hermanas de las arrugas. Muchos peluqueros recomiendan, utilizar tinte claro porque ilumina la cara. Pero la verdad es otra, camufla las canas, más que el tinte de color oscuro.



En cambio nuestro rapado, es una consecuencia de combatir con productos químicos el paso del tiempo. El elixir de la juventud supone un gran coste biológico y la pérdida de muchos capilares. Por ello necesitamos crear una ilusión óptica, que se consigue con el pelo corto. Mejor eso que deprimirnos, viéndonos al espejo como gallinas viejas desplumadas, como decía siempre “La Conchi” de mi barrio. Además lucir una melena de león canosa no mola, o no aceptamos que cada edad tiene su belleza.



No hay comentarios:

Publicar un comentario