domingo, 2 de octubre de 2016

El cáncer de la educación lingüística.

Estoy harta de  ver y oír por los medios de comunicación, el discurso de que se necesita con urgencia de que se “españolice” el sistema educativo.   Cualquier forastero pensaría al escuchar la palabra,  que se enseña todas las materias con alguna lengua extranjera exótica. No obstante la subjetividad de la expresión,  se refiere  a que tendría que ser obligado a enseñar  exclusivamente en castellano, cuando el estado español reconoce siete lenguas más como oficiales. Hoy me mojo sobre discriminación lingüística.  

Recordemos que el estado central,  cede a las  comunidades autónomas la  potestad de auto gobernación,   por medio,  de sus  Estatutos de Autonomía. Las  normas de institución básica, reconocidas en la Constitución Española,  abalan  la base normativa  y de organización del estado español. Por ello, cualquier comunidad autónoma  por su Estatuto tiene la obligación de enseñar y fomentar su propia lengua y cultura.  Considero que así, sí  se promueve el nacionalismo, que tanto se  dice, que se  necesita en la educación obligatoria del país.

Pero lo que más me incomoda,  es que  un idioma cooficial se haya insinuado, durante años, que impulsa a cree a sus hablantes en  ideologías terroristas. Los habitantes bilingües utilizamos las lenguas como cualquier otra persona,  para comunicarnos con otros usuarios de nuestro mismo argot, el mensaje que transferimos es independiente del idioma que nos expresamos.  

Si en España hubiera un  sistema educativo, que en verdad se preocuparía de educar a sus alumnos, en vez de hacer campaña electoral subliminalmente.  Aprobaría que se dieran obligatoriamente todas las lenguas oficiales del país. Así como dar la opción de elegir idiomas extranjeros que cada alumno prefiera, desde el principio de su enseñanza.  Cuando cualquier pupilo acabará su formación,  tendría que ser capaz defenderse con ellas, no como el inglés de mi época, que solo estudiaba para conseguir un aprobado y nunca he sido capaz de hablarlo con soltura.

Discriminar un idioma, no es realista ni pedagógico. Al fin y al cabo,  exigir aprender tantos idiomas  no solo se conseguiría “españolizar” sino que cualquier ciudadano tendría  la oportunidad de  escoger la lengua que se sienta más identificado.








2 comentarios:

  1. Cuando era colegial, en la escuela se estudiaba en castellano. De pequeño pensaba que la única persona del pueblo que sabía hablar en castellano era el señor maestro porque todos los vecinos hablábamos en valenciano. Con la venida de la democracia en España, se empezó a enseñar en las escuelas valencianas el catalán y cuando un texto caía en mis manos, lo tiraba a la basura por no saberlo leer ni entender. He necesitado treinta años para poder incorporarme al actual sistema comunicativo que nos ha permitido perder nuestras señas de identidad en un tiempo cronológico en el que se nos quiere despertar las conciencias colectivas de la importancia de saber inglés.

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    1. La verdad que sí, también estoy harta de esa sensación de imponerme las cosas. Por eso digo, que al final tendríamos que ser capaces de elegir que lengua nos sentimos más identificados y que gastar. En mi día a día hablo benicarlando, porque soy de benicarló pero según los académicos eso es catalán con barbarismos. Pues para mi es una lengua, porque no digo forquilla digo tenedo, no pronuncio sed, pronuncio set... Escribo en castellano porque me atrae esa redacción tan dura, no se por ejemplo el gallego tiene esa musicalidad que me produce mucha ternura. Las lenguas al final como los colores, depende de los gustos de cada uno. Pero para saber cuales es lo que nos gusta tenemos que aprenderlo o experimentarlo. Gracias por tu opinión destilator, perdona la tardanza.

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