Estoy harta de ver y
oír por los medios de comunicación, el discurso de que se necesita con urgencia
de que se “españolice” el sistema educativo.
Cualquier forastero pensaría al
escuchar la palabra, que se enseña todas
las materias con alguna lengua extranjera exótica. No obstante la subjetividad
de la expresión, se refiere a que tendría que ser obligado a enseñar exclusivamente en castellano, cuando el
estado español reconoce siete lenguas más como oficiales. Hoy me mojo sobre discriminación lingüística.
Recordemos que el estado central, cede a las comunidades autónomas la potestad de auto gobernación, por
medio, de sus Estatutos de Autonomía. Las normas de institución básica, reconocidas en
la Constitución Española, abalan la base normativa y de organización del estado español. Por
ello, cualquier comunidad autónoma por
su Estatuto tiene la obligación de enseñar y fomentar su propia lengua y
cultura. Considero que así, sí se promueve el nacionalismo, que tanto se dice, que se
necesita en la educación obligatoria del país.
Pero lo que más me incomoda, es que un idioma cooficial se haya insinuado, durante
años, que impulsa a cree a sus hablantes en ideologías terroristas. Los habitantes bilingües
utilizamos las lenguas como cualquier otra persona, para comunicarnos con otros usuarios de nuestro
mismo argot, el mensaje que transferimos es independiente del idioma que nos
expresamos.
Si en España hubiera un sistema educativo, que en verdad se
preocuparía de educar a sus alumnos, en vez de hacer campaña electoral subliminalmente.
Aprobaría que se dieran obligatoriamente
todas las lenguas oficiales del país. Así como dar la opción de elegir idiomas extranjeros
que cada alumno prefiera, desde el principio de su enseñanza. Cuando cualquier pupilo acabará su formación,
tendría que ser capaz defenderse con
ellas, no como el inglés de mi época, que solo estudiaba para conseguir un
aprobado y nunca he sido capaz de hablarlo con soltura.
Discriminar un idioma, no es realista ni pedagógico. Al fin
y al cabo, exigir aprender tantos
idiomas no solo se conseguiría “españolizar”
sino que cualquier ciudadano tendría la
oportunidad de escoger la lengua que se
sienta más identificado.
Cuando era colegial, en la escuela se estudiaba en castellano. De pequeño pensaba que la única persona del pueblo que sabía hablar en castellano era el señor maestro porque todos los vecinos hablábamos en valenciano. Con la venida de la democracia en España, se empezó a enseñar en las escuelas valencianas el catalán y cuando un texto caía en mis manos, lo tiraba a la basura por no saberlo leer ni entender. He necesitado treinta años para poder incorporarme al actual sistema comunicativo que nos ha permitido perder nuestras señas de identidad en un tiempo cronológico en el que se nos quiere despertar las conciencias colectivas de la importancia de saber inglés.
ResponderEliminarLa verdad que sí, también estoy harta de esa sensación de imponerme las cosas. Por eso digo, que al final tendríamos que ser capaces de elegir que lengua nos sentimos más identificados y que gastar. En mi día a día hablo benicarlando, porque soy de benicarló pero según los académicos eso es catalán con barbarismos. Pues para mi es una lengua, porque no digo forquilla digo tenedo, no pronuncio sed, pronuncio set... Escribo en castellano porque me atrae esa redacción tan dura, no se por ejemplo el gallego tiene esa musicalidad que me produce mucha ternura. Las lenguas al final como los colores, depende de los gustos de cada uno. Pero para saber cuales es lo que nos gusta tenemos que aprenderlo o experimentarlo. Gracias por tu opinión destilator, perdona la tardanza.
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